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                            Michael Faraday 
                            (1791-1867) construyó en 1821 lo que puede ser 
                            considerado como el primer motor eléctrico, ya que 
                            se originaba el movimiento de un conductor a partir 
                            de la interacción entre una corriente eléctrica y un 
                            imán. 
                            El vídeo que se muestra reproduce la 
                            experiencia. 
                            Se disuelve hidrógeno carbonato de 
                            sodio ("bicarbonato de sodio", NaHCO3) en 
                            agua, con el fin de hacerla conductora. En el centro 
                            del recipiente se coloca un imán de neodimio 
                            (cilindro dorado situado en el centro del 
                            cristalizador) y se introduce un conductor 
                            suspendido de forma tal que pueda girar. 
                            Cuando se hace pasar corriente 
                            (continua, proveniente de una fuente de 
                            alimentación) a través de la disolución, y como el 
                            conductor está inmerso en el campo magnético del 
                            imán, se ejerce una fuerza sobre el mismo que lo 
                            hace girar alrededor del imán (ver figura) |