Los ordenadores
portátiles, reproductores de música o las potentes máquinas de búsqueda,
todo requiere discos duros en los que gran cantidad de información es
almacenada, lo que requiere una elevada densidad de empaquetamiento de
dicha información. La información en un disco duro es almacenada como
áreas magnetizadas. Una cierta dirección de magnetización se
corresponde con un cero (lenguaje binario) y otra dirección con un uno.
Para recuperar la información la cabeza lectora escanea el disco y
registra las áreas de magnetización. A medida que los discos se vuelven
más y más pequeños, las áreas magnetizadas van siendo también más
pequeñas. Esto significa que los campos magnéticos son cada vez más
débiles y, en consecuencia, más difíciles de leer. Discos duros más
compactos requieren, por tanto, cabezas lectoras más sensibles.
Hacia el final de los
años 90 una tecnología totalmente nueva se convirtió en el estandar para
las cabezas lectoras de discos duros. Ello fue de crucial importancia para
acelerar la miniaturización de los discos duros que hemos podido
contemplar en los últimos años.
La tecnología
actualmente usada para los lectores está basada en un efecto físico que
los laureados este año observaron hace ya cerca de veinte años. El francés
Albert Fert y el alemán Peter Grünberg, de forma simultánea
e independientemente, descubrieron la llamada Magnetorresistencia
Gigante (GMR) . Por este descubrimiento reciben el Premio Nobel de
Física 2007. |
Es suficientemente
conocido que la resistencia eléctrica de algunos materiales como el
hierro, puede ser influenciada por un campo magnético. En 1857, el físico
británico Lord Kelvin publicó un artículo en el que se mostraba como la
resistencia de un conductor disminuye a lo largo de las líneas de
magnetización cuando se aplica un campo magnético. Sin embargo, aumenta si
el conductor se sitúa cruzado respecto de las líneas de campo. Esta
magnetorresistencia (anisótropa) (MR) fue la predecesora de la
magnetorresistencia gigante en la fabricación de cabezas lectoras |
En un material
conductor la electricidad es transportada por electrones que pueden
moverse libremente a través del mismo. La corriente pasa debido a que los
electrones se mueven en una determinada dirección (marcada por la
trayectoria recta de los electrones) que coincide con la de mayor
conductividad del material.
La resistencia
eléctrica es debida a que los electrones chocan contra las irregularidades
e impurezas del material. Si muchos electrones son desviados de su
trayectoria, la resistencia es alta. |

La resistencia
eléctrica de un conductor es debida a los choques de los electrones contra
irregularidades del material lo cual dificulta su avance.
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En un conductor
magnétizado la dirección de los spines de la mayoría de los electrones es
paralela a la dirección de magnetización (rojos). Una minoría de
electrones tiene spin orientado en sentido contrario (blancos). En este
ejemplo los elctrones con spin antiparalelo son más fuertemente
dispersados. |
En un material
magnético la dispersión de los electrones (debida a los choques) es
influenciada por la dirección de magnetización. La fuerte conexión entre
magnetización y resistencia encontrada en la GMR se presenta como
consecuencia de que el spín del electrón (momento magnético interno) puede
orientarse en sentidos opuestos.
En un material
magnético, la mayoría de los espines apuntan en la dirección paralela al
campo. Un pequeño número de electrones tienen, no obstante, sus espines
orientados en sentido contrario (sentido antiparalelo). |
Es importante señalar
que los electrones con diferente spín son dispersados de forma diferente
al encontrarse con irregularidades e impurezas y, especialmente, en la
interface entre materiales distintos. Las propiedades de los materiales
determinarán que tipo de electrones es más fuertemente dispersado.
Este efecto,
conocido con el nombre de magnetorresistencia, produce variaciones en la
resistencia bastante pequeñas. Sería conveniente "amplificarlo" para que
fuera verdaderamente útil. |
Un sistema bastante
simple en el que puede observarse este efecto convenientemente amplificado
(magnetoresistencia gigante, GMR) puede ser el siguiente: una lámina de un
material no magnético se introduce entre dos láminas de material magnético
formando una estructura tipo sándwich (ver figura abajo). En el interior
del material magnético, y especialmente en la interface entre el material
magnético y el no magnético, los electrones son dispersados de forma
diferente según el sentido de su spín. Aquí se muestra el caso en el cual
los electrones con spín antiparalelo son más fuertemente dispersados. Esto
implica que la resistencia será mayor para estos electrones que para
aquellos que tengan spín paralelo. Cuando a continuación penetren en la
lámina de material no magnético, todos ellos serán dispersados de idéntica
forma, independientemente de cómo esté orientado su spín. En la segunda
interface y en el interior de la lámina de material magnético los
electrones con spín antiparalelo vuelven a ser más intensamente
dispersados.
Si ambas láminas son
magnetizadas en la misma dirección, la mayoría de los electrones con spín
paralelo atravesarán fácilmente la estructura. La resistencia total será
baja (figura A). Sin embargo si la magnetización de las dos laminas es
opuesta, todos los electrones se encontrarán orientados antiparalelamente
al campo en alguna de las dos láminas. Esto significa que los electrones
no se moverán ahora fácilmente a través de la estructura y la resistencia
será ahora alta (Figura B). Pensemos ahora en cómo usar esta estructura
para una cabeza lectora de discos duros. La magnetización de la lámina (1)
es fija, mientras que la magnetización de la lámina (3) puede variar y
puede ser influenciada por los campos magnéticos variables del disco duro.
La magnetización de las dos láminas de la cabeza lectora puede ser
paralela o antiparalela. Esto conduce a una variación en la resistencia
de la corriente que atraviesa la cabeza lectora. Si la corriente es
intensa significa un uno (binario) y una corriente débil significa cero. |
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Si el sentido de magnetización es idéntico
en ambas láminas, los electrones con spín paralelo (rojos) pasan a través
del sistema sin sufrir dispersión. La resistencia total del sistema sería
pequeña.
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Si el sentido de magnetización de las dos
láminas es opuesto, todos los electrones tendrán spín antiparalelo en una
de las láminas y entonces serán fuertemente dispersados. Como resultado la
resistencia total será alta |
Para que la nueva tecnología pudiera ser
comercializada era imprescindible encontrar un proceso industrial para
crear las finísimas placas. El método utilizado por Fert y
Grünberg (conocido como epitaxial), era costoso y sumamente laborioso,
más indicado para un laboratorio de investigación que para un proceso
industrial a gran escala. Por ello un paso definitivo se dio cuando Stuart
Parkin, un inglés que trabajaba en EE.UU demostró que era posible producir
el mismo efecto usando una tecnología mucho más simple llamada sputtering.
Actualmente el efecto GMR ya no depende de la producción de láminas
perfectas. Esto significa la posibilidad de producir sistemas GMR a escala
industrial. El proceso industrial combinado con la gran sensibilidad de
las cabezas GMR transformó la nueva tecnología en un estandar para los
discos duros poco después de que el primer lector GMR fuera producido en
1997 |