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El de la fotografía es
Omar Mwannes Yaghi
nacido el 9 de febrero de 1965 en Amán. Jordania. A su
derecha, las estructuras moleculares (MOF) por las que le ha
sido concedido el Premio Nobel de Química 2025. Hasta
aquí, aparentemente, nada excepcional, pero es que la vida
de Yaghi ha sido extraordinaria y aleccionadora.
Sus padres (padre, estudios primarios;
madre, analfabeta) eran palestinos que fueron expulsados de
su pueblo en 1948 cuando se constituyó el estado de Israel.
Emigrados a Jordania, la familia vivía en una única
habitación, sin electricidad y con acceso limitado al agua
potable.
Para Omar la asistencia a la escuela era un
bálsamo del que disfrutaba cada día. En una ocasión, con
diez años, se dio cuenta de que alguien había dejado abierta
una de las ventanas de la biblioteca y se decidió a entrar.
Ya en el interior tomó un libro al azar y se detuvo,
maravillado, ante unas extrañas imágenes: estructuras
moleculares.
Lógicamente, estudiar química no era una
opción para él, pero su padre convencido de que debería de
aspirar a una vida mejor, le consiguió un visado para EE.UU.
A los quince años, sin saber inglés y trabajando en lo que
podía (fregando suelos, empaquetando comida), pudo
sostenerse y acceder a los cursos introductorios del
Hudson Valley Community College, pensados como una
posibilidad para cursar la enseñanza secundaria adaptada a
los emigrantes. Omar aprovechó la
oportunidad y tras finalizar los cursos, pudo ingresar en la
Universidad Pública de Albany, donde obtuvo su licenciatura
en Química en 1985. A continuación, completó su doctorado en
Química Inorgánica en una universidad de Illinois y,
posteriormente, realizó un postdoctorado en la Harvard University
como becario de la National Science Foundation.
Los MOF son unas estructuras moleculares con
grandes huecos en su interior en los cuales se pueden
almacenar otras moléculas y han sido usados para obtener
agua del aire en el desierto, eliminar contaminantes del
agua, almacenar hidrógeno para alimentar vehículos, absorber
gases venenosos o eliminar el CO2 del aire.
Muchos científicos creen que serán el
material del s. XXI, a ello ha contribuido decisivamente un
niño emigrante, sin recursos, gracias a las políticas
públicas de integración social.
“Mis
padres apenas sabían leer... la ciencia es la mayor fuerza
igualadora del mundo".
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