Los tres
premiados comparten este año el Premio Nobel de
Física por sus estudios sobre los fenómenos
complejos. Syukuro Manabe y Klaus Hasselmann
sentaron las bases de nuestro
conocimiento del clima de la Tierra y la
influencia de la humanidad en él.
Giorgio Parisi
es recompensado por sus revolucionarias
contribuciones a la teoría de los fenómenos
desordenados y aleatorios. |
Syukuro Manabe
demostró cómo el aumento de las concentraciones de
dióxido de carbono en la atmósfera conduce a un aumento
de las temperaturas en la superficie de la Tierra.
En la década de 1960,
dirigió el desarrollo de modelos físicos del clima
terrestre y fue la primera persona que exploró la
interacción entre el balance de radiación y el
transporte vertical de las masas de aire.
Su trabajo sentó las bases
para el desarrollo de modelos climáticos.
Aproximadamente diez años después, Klaus
Hasselmann creó un modelo que vincula el tiempo
y el clima, respondiendo así a la pregunta de por qué
los modelos climáticos pueden ser confiables a pesar de
que el clima es cambiante y caótico.
También desarrolló métodos
para identificar señales específicas, verdaderas huellas
digitales, que tanto los fenómenos naturales como las
actividades humanas imprimen en el clima.
Sus métodos se han
utilizado para demostrar que el aumento de temperatura
en la atmósfera se debe a las emisiones humanas de
dióxido de carbono.
Alrededor de 1980, Giorgio Parisi
descubrió patrones ocultos en materiales complejos
desordenados.
Sus descubrimientos se
encuentran entre las contribuciones más importantes a la
teoría de sistemas complejos.
Permiten comprender y
describir muchos materiales y fenómenos complejos
diferentes y aparentemente completamente aleatorios, no
solo en la física, sino también en otras áreas muy
diferentes, como las matemáticas, la biología, la
neurociencia y el aprendizaje automático.
El
objetivo de la investigación de Manabe era
comprender cómo el aumento de los niveles de dióxido de
carbono puede provocar un aumento de las temperaturas.
Manabe lideró el trabajo en el desarrollo de modelos
físicos para incorporar el transporte vertical de masas
de aire debido a la convección, así como el calor
latente del vapor de agua.
Para
que estos cálculos fueran manejables, redujo el modelo a
una dimensión: una columna vertical de 40 km de aire
atmosférico. Aun así, fueron necesarias cientos de
valiosas horas de computación para probar el modelo
variando los niveles de gases en la atmósfera. El
oxígeno y el nitrógeno tuvieron efectos insignificantes
en la temperatura de la superficie, mientras que el
dióxido de carbono tuvo un impacto claro: cuando el
nivel de dióxido de carbono se duplicó, la temperatura
global aumentó en más de 2 ° C.
El modelo confirmó que
este calentamiento se debió al aumento de dióxido de
carbono, pues predijo un aumento de las temperaturas más
cerca del suelo mientras que la atmósfera superior se
enfrió. Si las variaciones en la radiación solar fueran
responsables del aumento de temperatura, toda la
atmósfera debería haberse calentado al mismo tiempo.
Hace sesenta años, las
computadoras eran cientos de miles de veces más lentas
de las actuales, por lo que este modelo era
relativamente simple, pero Manabe había dado con la
clave. En sus palabras: siempre debes simplificar. No se
puede competir con la complejidad de la naturaleza: hay
tanta física involucrada en cada gota de lluvia que
nunca sería posible calcular absolutamente todo. Los
conocimientos del modelo unidimensional llevaron a un
modelo climático en tres dimensiones, que Manabe publicó
en 1975; este fue otro hito en el camino hacia la
comprensión de los secretos del clima.
¿Cómo
podemos producir modelos climáticos confiables para
varias décadas o cientos de años, a pesar de que el
clima es un ejemplo clásico de un sistema caótico?
Alrededor de 1980,
Klaus Hasselmann demostró cómo los fenómenos
meteorológicos, caóticamente cambiantes, pueden
describirse, dando así a los pronósticos climáticos a
largo plazo una base científica sólida.
Además, desarrolló métodos
para identificar el impacto humano en la temperatura
global observada.
Una
dificultad adicional es que las fluctuaciones que
influyen en el clima son extremadamente variables:
pueden ser rápidas, como la fuerza del viento o la
temperatura del aire, o muy lentas, como el
derretimiento de las capas de hielo y el calentamiento
de los océanos. Por ejemplo el calentamiento uniforme de
solo un grado puede llevar mil años para el océano, pero
solo unas pocas semanas para la atmósfera. El truco
decisivo fue incorporar los cambios rápidos a los
cálculos y mostrar cómo afectan al clima.
Hasselmann creó un modelo climático estocástico, lo que
significa que el azar está integrado en el modelo. Su
inspiración provino de la teoría del movimiento
browniano de Albert Einstein. Usando esta teoría,
Hasselmann demostró que cambios rápidos en la atmósfera
puede causar variaciones lentas en el océano.
Una
vez terminado el modelo de variaciones climáticas,
Hasselmann desarrolló métodos para identificar el
impacto humano en el sistema climático. Encontró que los
modelos, junto con las observaciones y las
consideraciones teóricas, contienen importante
información. Por ejemplo, los cambios en la radiación
solar, las partículas volcánicas o los niveles de gases
de efecto invernadero dejan señales, verdaderas huellas
dactilares, que pueden identificarse. Este método de
identificación también se puede aplicar al efecto que
los humanos tienen en el sistema climático. Hasselman
abrió así el camino a nuevos estudios sobre el cambio
climático, que han mostrado rastros del impacto humano
en el clima utilizando un gran número de observaciones
independientes.
Syukuro Manabe y Klaus Hasselmann han beneficiado a la
humanidad, en el espíritu de Alfred Nobel, al
proporcionar una base física sólida para nuestro
conocimiento del clima de la Tierra. Ya no podemos decir
que no lo sabíamos, los modelos climáticos son
inequívocos. ¿Se está calentando la Tierra? Sí. ¿Es la
causa el aumento de la cantidad de gases de efecto
invernadero en la atmósfera? Sí, ¿se puede explicar esto
únicamente por factores naturales? No. ¿Son las
emisiones de la humanidad la razón del aumento de
temperatura? Si.
Alrededor de 1980, Giorgio Parisi presentó
sus descubrimientos sobre cómo los fenómenos
aparentemente aleatorios se rigen por reglas ocultas. Su
trabajo se considera ahora una de las contribuciones más
importantes a la teoría de sistemas complejos.
Estas bolas
comprimidas son un modelo simple para el vidrio
ordinario y para materiales granulares, como la arena o
la grava. Sin embargo, el tema del trabajo original de
Parisi era un tipo diferente de sistema: los llamados
vídrios de spin (spin glass), un tipo
especial de aleación en el que los átomos de hierro, por
ejemplo, se colocan aleatoriamente en una rejilla de
átomos de cobre.
Tanto
el spin glass como los materiales granulares son
ejemplos de sistemas frustrados, en los
que varios componentes deben organizarse de tal manera
que se alcance un compromiso entre fuerzas contrarias.
La pregunta es cómo se comportan y cuáles son los
resultados. Parisi es un maestro en responder estas
preguntas para muchos fenómenos y materiales . Sus
descubrimientos fundamentales sobre la estructura de los
spin glasses fueron tan profundos que no solo influyeron
en la física, sino también en las matemáticas, la
biología, la neurociencia y el aprendizaje automático,
porque todos estos campos incluyen problemas que están
directamente relacionados.
Parisi también ha estudiado muchos otros fenómenos en
los que los procesos aleatorios juegan un papel decisivo
a la hora de crear estructuras y cómo se desarrollan, y
ha abordado preguntas como: ¿Por qué fenómenos como las
edades de hielo se repiten periódicamente? ¿Existe una
descripción matemática más general del caos y los
sistemas turbulentos? O, ¿cómo surgen patrones en una
bandada de miles de estorninos? Estas preguntas puede
parecer muy alejadas de los spin glasses, sin embargo,
las investigaciones de Parisi han aclarado cómo los
comportamientos simples dan lugar a comportamientos
colectivos complejos, y esto se aplica tanto a los spin
glasses como a los estorninos. |