El Premio
Nobel de Física 2019 premia la comprensión de la
estructura y la historia del universo y el
descubrimiento del primer planeta orbitando alrededor de
una estrella fuera de nuestro sistema solar. Los
laureados este año han contribuido a contestar
cuestiones fundamentales acerca de nuestra existencia.
¿Qué sucedió al principio del universo y que sucederá
después? ¿Podría haber otros planetas orbitando
alrededor de otros soles?
James Peebles.
La teoría que desarrolló durante dos décadas
(comenzó a mediados de los años sesenta), es el
fundamento de la moderna comprensión de la historia del
universo, desde el Big Bang hasta nuestros días. Los
descubrimientos de Peebles han conducido al conocimiento
del cosmos, en el cual la materia ordinaria constituye
solo un cinco por ciento de toda la materia y energía
del universo. El restante noventa y cinco por ciento es
desconocido para nosotros. Es un misterio y un desafío
para la física moderna.
Michael Mayor y Didier
Queloz
han
explorado nuestra galaxia, la Vía Láctera, en busca de
mundos desconocidos. En 1995 descubrieron el primer
planeta fuera de nuestro sistema solar, un exoplaneta,
orbitando alrededor de una estrella similar al Sol. Su
descubrimiento desafió nuestras ideas sobre esos
extraños mundos e inició una revolución en astronomía.
Los más de 4000 exoplanetas conocidos actualmente
muestran una sorprendente riqueza de formas, ya que la mayoría de estos
sistemas planetarios no se parecen en nada al nuestro. Estos descubrimientos han llevado a los
investigadores a desarrollar nuevas teorías sobre los
procesos responsables del nacimiento de los
planetas. |
Desde
la década de 1930, hemos sabido que todo lo que podemos
ver no es todo lo que hay. Las mediciones de las
velocidades de rotación de las galaxias indican que
deben ser mantenidas juntas por la gravedad de materia
invisible, de lo contrario se desintegrarían. También se
pensó que esta materia oscura desempeñaba un papel
importante en el origen de las galaxias.
La
composición de la materia oscura sigue siendo uno de los
mayores misterios de la cosmología. Los científicos
creyeron durante mucho tiempo que los neutrinos podrían
ser esa materia oscura, pero
los numerosísimos neutrinos, prácticamente sin masa, que
cruzan el espacio a casi la velocidad de la luz son
demasiado rápidos para mantener la materia
unida. En cambio, en 1982, Peebles propuso
que partículas pesadas y lentas de materia oscura y
fría podrían hacerlo. Todavía estamos buscando estas
partículas desconocidas que
evitan interactuar con la materia ya conocida y que
representan el 26 por ciento del cosmos.
De acuerdo
con la teoría general de la relatividad de Einstein la
geometría del espacio está interconectada con la
gravedad: cuanta más masa y energía contiene el
universo, más curvo se vuelve el espacio. A un valor
crítico de masa y energía, el universo no se curva. En
un universo plano dos líneas paralelas nunca se
cruzarán. Otras opciones son un universo con muy poca
materia, un universo abierto, en el que
las líneas paralelas eventualmente divergen, o un
universo cerrado con demasiada materia, en el que las
líneas paralelas terminarían cruzándose.
Las
mediciones de la radiación de fondo cósmica, así como
consideraciones teóricas, proporcionaron una respuesta
clara: el universo es plano. Sin embargo la materia que
contiene es solo el 31% del valor crítico, de ese 31%, el 5 por ciento es materia ordinaria y el 26 por
ciento es materia oscura. El 69% es desconocido. Una vez más, James Peebles,
propuso una solución radical. En 1984 contribuyó a
revivir la constante cosmológica de Einstein, la
energía del espacio vacío. La denominada energía oscura
que llena el 69% del cosmos. Junto con la
materia oscura fría y la materia ordinaria, es
suficiente para apoyar la idea de un universo plano.
La energía
oscura siguió siendo una teoría durante 14 años,
hasta que se descubrió la expansión acelerada del
universo en 1998 (Premio Nobel de Física 2011 a Saul
Perlmutter, Brian Schmidt y Adam Riess). Algo más que la
materia debe ser responsable de la expansión cada vez
más rápida: una energía oscura desconocida lo está
empujando. De repente, este apéndice teórico se
convirtió en una realidad que se podía observar en los
cielos.
Tanto la
materia oscura como la energía oscura se encuentran
ahora entre los mayores misterios de la cosmología. Solo
las podemos reconocer por el impacto que tienen en su
entorno: una tira, la otra empuja. No se sabe mucho más
de sobre ellas. ¿Qué secretos se esconden en este lado
oscuro del universo? ¿Qué nueva física se esconde detrás
de lo desconocido? ¿Qué más descubriremos en nuestros
intentos de resolver los misterios del espacio?
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Michel Mayor
y Didier Queloz anunciaron un sensacional descubrimiento
en una conferencia en Florencia, Italia, el 6 de octubre
de 1995: el primer planeta en orbitar alrededor de una estrella similar
a nuestro Sol. El planeta, 51 Pegasi b, se mueve
rápidamente alrededor de su estrella, 51 Pegasi, que está
a 50 años luz de la Tierra. Tarda cuatro días en completar su
órbita, lo que significa que su órbita está próxima a la
estrella, a solo ocho millones de kilómetros. La estrella
calienta el planeta a más de 1000 °C. En comparación la
Tierra tarda un año en completar su órbita alrededor del
Sol a una distancia de 150 millones de kilómetros.
El planeta
recién descubierto también resultó ser sorprendentemente
grande: una bola gaseosa comparable al gigante del
sistema solar, Júpiter. En comparación con la Tierra, el
volumen de Júpiter es 1300 veces mayor y su masa, 300
veces superior. De acuerdo con ideas anteriores, los
planetas del tamaño de Júpiter deberían haberse creado
lejos de sus estrellas anfitrionas y, en consecuencia,
tener periodos orbitales grandes. Júpiter tarda casi
12 años en completar su órbita alrededor del Sol, por lo
que el breve período orbital de 51 Pegasi b fue una gran
sorpresa para los cazadores de exoplanetas.
Casi
inmediatamente después de este descubrimiento dos
astrónomos estadounidenses, Paul Butler y Geofrey Marcy,
enfocaron su telescopio hacia la estrella 51 Pegasi y
pudieron confirmar el descubrimiento de Mayor y
Queloz. Solo unos meses después encontraron dos nuevos
exoplanetas que orbitaban alrededor de estrellas. Sus
cortos períodos orbitales facilitaron el trabajo de los
astrónomos que ya no necesitaban esperar meses o años para
ver a un exoplaneta completar su órbita.
¿Por qué
orbitaba tan cerca de la
estrella? La
pregunta desafió la teoría existente sobre los orígenes de
los sistemas planetarios y condujo a nuevas teorías que
consideraban la formación de grandes bolas de gas en los
bordes de estos sistemas solares para luego caer en
espiral hacia la estrella anfitriona. |
Se necesitan
métodos sofisticados para rastrear un exoplaneta: los
planetas no tienen brillo propio, simplemente reflejan la
luz de las estrellas, tan débilmente, que su brillo es
eclipsado por la brillante luz de la estrella anfitriona.
El método utilizado por los grupos de investigación para
encontrar un planeta se llama método de velocidad radial;
mide el movimiento de la estrella anfitriona afectada por la gravedad del planeta. A medida que el
planeta orbita alrededor de su estrella, la estrella
también se mueve ligeramente: ambos se mueven alrededor
del centro de gravedad del sistema. Desde el punto de
observación en la Tierra, la estrella se tambalea hacia
adelante y hacia atrás.
La velocidad
de este movimiento, la velocidad radial, se puede medir
utilizando el conocido efecto Doppler: los rayos de luz de
un objeto que se mueve hacia nosotros tienen una longitud
de onda más corta y, si el objeto se aleja de nosotros, la
longitud de onda se alarga. Este es el mismo efecto que
escuchamos cuando el sonido de una ambulancia aumenta su
tono (frecuencia) mientras se mueve hacia nosotros y
disminuye el tono cuando la ambulancia ha pasado.
Estas
alteraciones en la longitud de onda de la luz son
detectadas por los instrumentos de los astrónomos. Los
cambios se pueden determinar con precisión midiendo la
longitud de de onda de la luz proveniente de la estrella,
proporcionando una medida directa de su velocidad.
El problema
es que las velocidades radiales son extremadamente bajas.
Por ejemplo, la gravedad de Júpiter hace que el Sol se
mueva a unos 12 m/s alrededor del centro de gravedad del
sistema solar. La Tierra, sin embargo, contribuye con solo
0,09 m/s, lo que impone grandes exigencias a la
sensibilidad de los equipos si se quieren descubrir planetas
similares a la Tierra.
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Junto
con las variaciones en la velocidad radial la
fotometría de tránsito es usada cuando se buscan exoplanetas. Este método mide los cambios en la
intensidad de la luz de la estrella cuando un planeta
pasa frente a ella, si esto sucede en nuestra línea de
visión. La fotometría de tránsito también permite a
los astrónomos observar la atmósfera del exoplaneta a
medida que la luz de la estrella la atraviesa en su
camino hacia la Tierra. A veces se pueden usar ambos
métodos; la fotometría de tránsito proporciona el
tamaño del exoplaneta, mientras que su masa se puede
determinar utilizando el método de velocidad radial.
Entonces es posible calcular la densidad del
exoplaneta y así determinar su estructura.
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Los exoplanetas descubiertos hasta ahora nos han
sorprendido con una asombrosa variedad de formas,
tamaños y órbitas. Han desafiado nuestras ideas
preconcebidas
sobre los sistemas planetarios y han obligado a los
investigadores a revisar
sus teorías sobre los procesos físicos responsables
del nacimiento de los planetas. Los numerosos
proyectos concebidos para buscar exoplanetas, pueden
darnos una respuesta a la eterna pregunta de si hay
otra vida ahí fuera.
Los
galardonados de este año han transformado nuestras
ideas sobre el cosmos. Si bien los descubrimientos
teóricos de James Peebles contribuyeron a nuestra
comprensión de cómo evolucionó el universo después del
Big Bang, Michel Mayor y Didier Queloz exploraron
nuestros vecindarios cósmicos en la búsqueda de
planetas desconocidos. Sus descubrimientos han
cambiado para siempre nuestras concepciones del mundo. |
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