Física y Quimica

Premio Nobel de Física 2019

Premios Nobel

 

 

 

Fotos y esquemas: Fundación Nobel

Texto: adaptado y traducido de la Fundación Nobel

Más información:

  nobelprize.org

 

Premio Nobel de Física 2019

James Peebes

Michael Mayor

Didier Queloz

James Peebles (1935). Canadá

“Por los descubrimientos teóricos en cosmología"

Michael Mayor (1942). Suiza.

“Por el descubrimiento de un exoplaneta orbitando alrededor de una estrella”

Didier Queloz (1966). Suiza

“Por el descubrimiento de un exoplaneta orbitando alrededor de una estrella”"

 

Traducción del inglés  Documento Fundación Nobel traducido

El Premio Nobel de Física 2019 premia la comprensión de la estructura y la historia del universo y el descubrimiento del primer planeta orbitando alrededor de una estrella fuera de nuestro sistema solar. Los laureados este año han contribuido a contestar cuestiones fundamentales acerca de nuestra existencia. ¿Qué sucedió al principio del universo y que sucederá después? ¿Podría haber otros planetas orbitando alrededor de otros soles?

James Peebles. La teoría que desarrolló durante dos décadas (comenzó a mediados de los años sesenta), es el fundamento de la moderna comprensión de la historia del universo, desde el Big Bang hasta nuestros días. Los descubrimientos de Peebles han conducido al conocimiento del cosmos, en el cual la materia ordinaria constituye solo un cinco por ciento de toda la materia y energía del universo. El restante noventa y cinco por ciento es desconocido para nosotros. Es un misterio y un desafío para la física moderna.

Michael Mayor y Didier Queloz han explorado nuestra galaxia, la Vía Láctera, en busca de mundos desconocidos. En 1995 descubrieron el primer planeta fuera de nuestro sistema solar, un exoplaneta, orbitando alrededor de una estrella similar al Sol. Su descubrimiento desafió nuestras ideas sobre esos extraños mundos e inició una revolución en astronomía. Los más de 4000 exoplanetas conocidos actualmente muestran una sorprendente riqueza de formas, ya que la mayoría de estos sistemas planetarios no se parecen en nada al nuestro. Estos descubrimientos han llevado a los investigadores a desarrollar nuevas teorías sobre los procesos responsables del nacimiento de los planetas.

Desde la década de 1930, hemos sabido que todo lo que podemos ver no es todo lo que hay. Las mediciones de las velocidades de rotación de las galaxias indican que deben ser mantenidas juntas por la gravedad de materia invisible, de lo contrario se desintegrarían. También se pensó que esta materia oscura desempeñaba un papel importante en el origen de las galaxias.

La composición de la materia oscura sigue siendo uno de los mayores misterios de la cosmología. Los científicos creyeron durante mucho tiempo que los neutrinos podrían ser esa materia oscura, pero los numerosísimos neutrinos, prácticamente sin masa, que cruzan el espacio a casi la velocidad de la luz son demasiado rápidos para mantener la materia unida. En cambio, en 1982, Peebles propuso que partículas pesadas y lentas de materia oscura y fría podrían hacerlo. Todavía estamos buscando estas partículas desconocidas que evitan interactuar con la materia ya conocida y que representan el 26 por ciento del cosmos.

De acuerdo con la teoría general de la relatividad de Einstein la geometría del espacio está interconectada con la gravedad: cuanta más masa y energía contiene el universo, más curvo se vuelve el espacio. A un valor crítico de masa y energía, el universo no se curva. En un universo plano dos líneas paralelas nunca se cruzarán. Otras opciones son un universo con muy poca materia, un universo abierto, en el que las líneas paralelas eventualmente divergen, o un universo cerrado con demasiada materia, en el que las líneas paralelas terminarían cruzándose.

Las mediciones de la radiación de fondo cósmica, así como consideraciones teóricas, proporcionaron una respuesta clara: el universo es plano. Sin embargo la materia que contiene es solo el 31% del valor crítico, de ese 31%, el 5 por ciento es materia ordinaria y el 26 por ciento es materia oscura. El 69% es desconocido. Una vez más, James Peebles, propuso una solución radical. En 1984 contribuyó a revivir la constante cosmológica de Einstein,  la energía del espacio vacío. La denominada energía oscura que llena el 69% del cosmos. Junto con la materia oscura fría y la materia ordinaria, es suficiente para apoyar la idea de un universo plano.

La energía oscura siguió siendo una teoría durante 14 años, hasta que se descubrió la expansión acelerada del universo en 1998 (Premio Nobel de Física 2011 a Saul Perlmutter, Brian Schmidt y Adam Riess). Algo más que la materia debe ser responsable de la expansión cada vez más rápida: una energía oscura desconocida lo está empujando. De repente, este apéndice teórico se convirtió en una realidad que se podía observar en los cielos.

Tanto la materia oscura como la energía oscura se encuentran ahora entre los mayores misterios de la cosmología. Solo las podemos reconocer por el impacto que tienen en su entorno: una tira, la otra empuja. No se sabe mucho más de sobre ellas. ¿Qué secretos se esconden en este lado oscuro del universo? ¿Qué nueva física se esconde detrás de lo desconocido? ¿Qué más descubriremos en nuestros intentos de resolver los misterios del espacio?

 

Michel Mayor y Didier Queloz anunciaron un sensacional descubrimiento en una conferencia en Florencia, Italia, el 6 de octubre de 1995: el primer planeta en orbitar alrededor de una estrella similar a nuestro Sol. El planeta, 51 Pegasi b, se mueve rápidamente alrededor de su estrella, 51 Pegasi, que está a 50 años luz de la Tierra. Tarda cuatro días en completar su órbita, lo que significa que su órbita está próxima a la estrella, a solo ocho millones de kilómetros. La estrella calienta el planeta a más de 1000 °C. En comparación la Tierra tarda un año en completar su órbita alrededor del Sol a una distancia de 150 millones de kilómetros.

El planeta recién descubierto también resultó ser sorprendentemente grande: una bola gaseosa  comparable al gigante del sistema solar, Júpiter. En comparación con la Tierra, el volumen de Júpiter es 1300 veces mayor y su masa, 300 veces superior. De acuerdo con ideas anteriores, los planetas del tamaño de Júpiter deberían haberse creado lejos de sus estrellas anfitrionas y, en consecuencia, tener periodos orbitales grandes.  Júpiter tarda casi 12 años en completar su órbita alrededor del Sol, por lo que el breve período orbital de 51 Pegasi b fue una gran sorpresa para los cazadores de exoplanetas.

Casi inmediatamente después de este descubrimiento dos astrónomos estadounidenses, Paul Butler y Geofrey Marcy, enfocaron su telescopio hacia la estrella 51 Pegasi y pudieron confirmar el  descubrimiento de Mayor y Queloz. Solo unos meses después encontraron dos nuevos exoplanetas que orbitaban alrededor de estrellas. Sus cortos períodos orbitales facilitaron el trabajo de los astrónomos que ya no necesitaban esperar meses o años para ver a un exoplaneta completar su órbita.

¿Por qué orbitaba tan cerca de la estrella? La pregunta desafió la teoría existente sobre los orígenes de los sistemas planetarios y condujo a nuevas teorías que consideraban la formación de grandes bolas de gas en los bordes de estos sistemas solares para luego caer en espiral hacia la estrella anfitriona.

Se necesitan métodos sofisticados para rastrear un exoplaneta: los planetas no tienen brillo propio, simplemente reflejan la luz de las estrellas, tan débilmente, que su brillo es eclipsado por la brillante luz de la estrella anfitriona. El método utilizado por los grupos de investigación para encontrar un planeta se llama método de velocidad radial; mide el movimiento de la estrella anfitriona afectada por la gravedad del planeta. A medida que el planeta orbita alrededor de su estrella, la estrella también se mueve ligeramente: ambos se mueven alrededor del  centro de gravedad del sistema. Desde el punto de observación en la Tierra, la estrella se tambalea hacia adelante y hacia atrás.

La velocidad de este movimiento, la velocidad radial, se puede medir utilizando el conocido efecto Doppler: los rayos de luz de un objeto que se mueve hacia nosotros tienen una longitud de onda más corta y, si el objeto se aleja de nosotros, la longitud de onda se alarga. Este es el mismo efecto que escuchamos cuando el sonido de una ambulancia aumenta su tono (frecuencia) mientras se mueve hacia nosotros y disminuye el tono cuando la ambulancia ha pasado.

Estas alteraciones en la longitud de onda de la luz son detectadas por los instrumentos de los astrónomos. Los cambios se pueden determinar con precisión midiendo la longitud de de onda de la luz proveniente de la estrella, proporcionando una medida directa de su velocidad.

El problema es que las velocidades radiales son extremadamente bajas. Por ejemplo, la gravedad de Júpiter hace que el Sol se mueva a unos 12 m/s alrededor del centro de gravedad del sistema solar. La Tierra, sin embargo, contribuye con solo 0,09 m/s, lo que impone grandes exigencias a la sensibilidad de los equipos si se quieren descubrir planetas similares a la Tierra.

 

 

Junto con las variaciones en la velocidad radial la fotometría de tránsito es usada cuando se buscan exoplanetas. Este método mide los cambios en la intensidad de la luz de la estrella cuando un planeta pasa frente a ella, si esto sucede en nuestra línea de visión. La fotometría de tránsito también permite a los astrónomos observar la atmósfera del exoplaneta a medida que la luz de la estrella la atraviesa en su camino hacia la Tierra. A veces se pueden usar ambos métodos; la fotometría de tránsito proporciona el tamaño del exoplaneta, mientras que su masa se puede determinar utilizando el método de velocidad radial. Entonces es posible calcular la densidad del exoplaneta y así determinar su estructura.

 

Los exoplanetas descubiertos hasta ahora nos han sorprendido con una asombrosa variedad de formas, tamaños y órbitas. Han desafiado nuestras ideas preconcebidas sobre los sistemas planetarios y han obligado a los investigadores a revisar sus teorías sobre los procesos físicos responsables del nacimiento de los planetas. Los numerosos proyectos concebidos  para buscar exoplanetas, pueden darnos una respuesta a la eterna pregunta de si hay otra vida ahí fuera.

Los galardonados de este año han transformado nuestras ideas sobre el cosmos. Si bien los descubrimientos teóricos de James Peebles contribuyeron a nuestra comprensión de cómo evolucionó el universo después del Big Bang, Michel Mayor y Didier Queloz exploraron nuestros vecindarios cósmicos en la búsqueda de planetas desconocidos. Sus descubrimientos han cambiado para siempre nuestras concepciones del mundo.