Física y Quimica

Premio Nobel de Física 2012

Premios Nobel

 

 

 

Fotos y esquemas: Fundación Nobel

Texto: adaptado y traducido de la Fundación Nobel

Más información:

  nobelprize.org

 

Premio Nobel de Física 2012

Serge Haroche

David J. Wineland

Serge Haroche (1944). Marruecos

David J. Wineland  (1944). USA

"Por los innovadores métodos experimentales que han hecho posible la medición y manipulación de sistemas cuánticos individuales"

 

Traducción del inglés  Documento Fundación Nobel traducido

Serge Laroche y David J. Wineland, de forma independiente, han inventado y desarrollado  métodos innovadores para medir y manipular partículas individuales conservando su naturaleza mecánico-cuántica de una forma que hasta hace muy poco se consideraba inalcanzable.

Haroche y Wineland han abierto la puerta a una nueva era en la experimentación en física cuántica al lograr la observación directa de sistemas cuánticos individuales sin destruirlos. Con sus ingeniosos métodos experimentales han logrado medir y controlar estados cuánticos muy frágiles permitiendo con sus investigaciones dar los primeros pasos hacia la construcción de un nuevo tipo de ordenador súper rápido, basado en la física cuántica. Estos métodos también han contribuido a la construcción de relojes extremadamente precisos que podrían convertirse en la futura base de un nuevo estándar de tiempo con una precisión cien veces mayor que los actuales relojes de cesio.

Las leyes de la física clásica dejan de ser aplicables cuando tratamos con las partículas individuales que forman la luz o la materia, debiendo recurrir entonces a la física cuántica. Pero no es fácil disponer de partículas aisladas de su entorno,  ya que estas partículas pierden sus misteriosas propiedades cuánticas en cuanto interactúan con el mundo exterior. Así muchos fenómenos aparentemente extraños predichos por la mecánica cuántica no podían ser observados directamente y los investigadores sólo podían realizar "experimentos mentales" que pusieran de manifiesto esos extraños fenómenos.

En el laboratorio de David Wineland en Boulder, Colorado, átomos con carga eléctrica (iones) se mantienen dentro de una trampa formada por campos eléctricos que los rodean. Las partículas se mantienen aisladas del calor y la radiación de su entorno realizando los experimentos en el vacío y a temperaturas extremadamente bajas.

El dominio del arte de la creación y utilización de rayos láser es uno de los secretos que está detrás del avance de Wineland. El láser se utiliza para suprimir el movimiento térmico de iones en la trampa, situando al ion en su estado de menor energía y permitiendo el estudio de los fenómenos cuánticos con el ion atrapado. Un pulso de láser cuidadosamente sintonizado puede utilizarse para situarlo en un estado de superposición, en el que coexisten, de forma simultánea, dos estados (cuánticos) diferentes. Por ejemplo, el ion puede estar preparado para ocupar dos niveles de energía diferentes al mismo tiempo. Se comienza en un nivel más bajo de energía y el pulso de láser suministra pequeños empujones hasta situar al ión el ion a mitad de camino hacia un  nivel de energía superior, en una superposición de energía entre ambos, con una probabilidad idéntica de terminar en cualquiera de ellos. De esta manera puede estudiarse una superposición cuántica de estados de energía.

Serge Haroche y su grupo de investigación emplean un método diferente para revelar los misterios del mundo cuántico. En su laboratorio de París fotones de microondas rebotan continuamente  entre dos espejos situados a unos tres centímetros de distancia. Los espejos están hechos de material superconductor y se han enfriado a una temperatura muy cercana al cero absoluto. Estos espejos superconductores son los más brillantes del mundo. Su capacidad de reflexión es tan grande que un solo fotón puede rebotar dentro de la cavidad durante casi una décima de segundo antes de que se pierda o se absorba. Durante este largo tiempo de vida el fotón habrá viajado 40 000 kilómetros, equivalentes a un viaje alrededor de la Tierra.

Durante la larga vida del fotón atrapado pueden realizarse muchas manipulaciones cuánticas. Haroche utiliza átomos especialmente preparados, denominados átomos de Rydberg (en honor del físico sueco Johannes Rydberg) para controlar y medir los fotones de microondas en la cavidad. Un átomo de Rydberg tiene un radio de unos 125 nanómetros (aproximadamente 1 000 veces mayor que los átomos típicos). Estos gigantescos átomos de Rydberg, con forma de rosquilla, se envían dentro de la cavidad uno a uno a una velocidad cuidadosamente escogida, para que la interacción con los fotones de microondas se produzca  de una manera bien controlada.

El átomo de Rydberg atraviesa la cavidad  y los fotones de microondas, pero la interacción entre el fotón y el átomo crea un cambio en la fase del estado cuántico del átomo. Si pensamos en el estado cuántico como una onda, las crestas y los valles de la onda pueden ser desplazados. Este cambio de fase puede medirse cuando el átomo sale de la cavidad, revelando así la presencia o ausencia de un fotón dentro de la cavidad. Si no hay fotón, no hay cambio de fase. Haroche puede medir de esta forma un solo fotón sin destruirlo.

Dentro de la cavidad de Haroche los fotones se sitúan simultáneamente en estados con fases opuestas, algo similar a un cronómetro cuya aguja girara hacia la derecha y hacia la izquierda simultáneamente. El campo de microondas dentro de la cavidad es sondeado a continuación con átomos de Rydberg. El resultado es otro extraño efecto cuántico llamado entrelazamiento. El entrelazamiento ya  había sido descrito por Erwin Schrödinger y puede ocurrir entre dos o más partículas cuánticas que no estando en contacto directo pueden permanecer ligadas entre ellas. Cualquier cambio en las propiedades de una de ellas afecta inmediatamente a las de la otra. El entrelazamiento de los campo de microondas y los átomos de Rydberg permitió a Haroche visualizar cómo ocurre la transición desde la superposición cuántica de estados a un estado bien definido de la física clásica siguiendo el proceso paso a paso.

Una posible aplicación de las  trampas de iones con la que sueñan muchos científicos es el ordenador cuántico. En las actuales computadoras clásicas la unidad más pequeña de información es el bit que toma el valor 1 ó 0. En una computadora cuántica, sin embargo, la unidad básica de información – un bit cuántico o qubit – puede ser 1 y 0 al mismo tiempo. Dos bits cuánticos simultáneamente pueden tomar cuatro valores – 00, 01, 10 y 11 – y cada qubit adicional duplica la cantidad de estados posibles. Para n bits cuánticos hay 2 n  estados posibles y un ordenador cuántico de sólo 300 qubits podría contener 2 300 valores al mismo tiempo, más que el número de átomos en el universo.

El grupo de Wineland fue el primero en el mundo en realizar una operación cuántica con dos bits cuánticos. Puesto que se han realizado operaciones de control con uno pocos unos qubits, no hay en principio ninguna razón para creer que no sería posible lograr tales operaciones con muchos más qubits. Sin embargo, construir un ordenador cuántico presenta un enorme desafío práctico. Tiene que satisfacer dos requisitos opuestos: los qubits deben estar adecuadamente aislados de su entorno para no destruir sus propiedades cuánticas y, a la vez, deben ser capaces de comunicarse con el mundo exterior con el fin de transmitir los resultados de sus cálculos. Quizás el ordenador cuántico se construya en este siglo. Si es así, cambiará nuestras vidas de manera radical, de la misma forma que el ordenador clásico transformó la vida en el siglo pasado.

David Wineland y su equipo de investigadores también han utilizado iones en una trampa para construir un reloj que es cien veces más preciso que los relojes atómicos de cesio que actualmente son el estándar para la medición del tiempo. Medimos el tiempo ajustando o sincronizando todos los relojes con un estándar. Los relojes de cesio funcionan en el rango de las microondas, mientras que los relojes de iones de Wineland usan luz visible (de ahí su nombre: relojes ópticos). Un reloj óptico puede constar de uno o dos iones en una trampa. De los dos iones, uno se utiliza como reloj y el otro se utiliza para leer el reloj sin alterar su estado cuántico, lo que provocaría su destrucción. La precisión de un reloj óptico es mejor que una parte en 1017, lo que significa que si hubiéramos comenzado a medir el tiempo al comienzo del universo, en el Big Bang, hace 14 000 millones des años, el reloj óptico sólo habría atrasado unos cinco segundos.

Con una medición precisa de tiempo, algunos fenómenos extremadamente sutiles y hermosos de la naturaleza se han observado, como cambios en el flujo del tiempo o diminutas variaciones de gravedad en el entramado espacio-tiempo. Según la teoría de la relatividad de Einstein el tiempo es afectado por el movimiento y la gravedad. Cuanto mayor sea la velocidad y más intensa la gravedad, más lento será el paso del tiempo. No somos conscientes de estos efectos, pero forman parte de nuestra vida cotidiana. La navegación con el GPS depende de la exactitud de recepción de las señales de satélites cuyos relojes han sido minuciosamente calibrados teniendo en cuenta que la gravedad es algo más débil varios cientos de kilómetros sobre la superficie terrestre. Con un reloj óptico es posible medir la variación del tiempo  cuando la velocidad varía en menos de 10 metros por segundo, o cuando se altera la gravedad como consecuencia de una diferencia de altura de sólo 30 centímetros.